Sol y desnudez, liberan, sanan y fortalecen.


Si hay víctimas del prejuicio, la desinformación y la moral retorcida, éstos son el sol y la desnudez y con ellos, gran parte de la humanidad que fue privada de disfrutar de ambos.
El sol, fuente de vida, dador de energía, calor y vitaminas, fue demonizado a tal punto que las personas huyen de él “protegiéndose” con cremas que no sólo han demostrado no proteger en lo absoluto sino que en su mayoría causan más daño que las exposiciones al sol demasiado prolongadas en horas pico.

Privar al cuerpo de este maravilloso astro puede causarle inconvenientes en los huesos, piel, ojos y algunos órganos.

Cuando se pretende educar a las personas para que eviten riesgos debe hacerse desde una posición equilibrada de modo de transmitir conocimiento con prudencia y no infundir miedo el cual no puede generar nada bueno.

Haber vinculado al sol al cáncer de piel sin brindar información certera fue una insensatez, que lo único que hizo fue crear temor, cuando en realidad las verdaderas causantes de cáncer son la imprudencia, la ignorancia y la negligencia humanas. El sol está ahí, de qué manera nos “relacionemos” con él es nuestra responsabilidad. 

La tristeza profundiza.


¿Quién se atreve a ver la faz hermosa de la tristeza sin apegarse a ella?.
Este sentimiento tan humano que, presentándose en la totalidad de la población del planeta, va rasando al mismo nivel e igualando a todos y cada uno colocándolos en un lugar profundo en el cual se recuerda que hay un estado en el que lo verdadero cobra valor.

Cuando este sentimiento se cuela en la mente, comprimiendo el pecho y haciendo brotar las lágrimas, la vida cambia su tonalidad. El color que satura y destella en la vida de una persona, de forma inexplicable, pierde su poder y belleza ante los ojos de un ser en el estado de tristeza.

Mentir no es inevitable pero sí daña.


La mentira está instaurada en sociedades que forzaron el humano “perfecto”, es decir, perfecto para las sociedades.
Pareciera no ser posible ser veraz y a la vez sobrevivir a la sociedad.
Los esposos deben mentirse, empleados y jefes deben mentirse, padres e hijos deben mentirse, políticos, policías, estudiantes, educadores, abogados, psicólogos, publicistas, científicos, cientificistas, etc. no pueden evitar mentir, porque hay un personaje social que sostener y eso sólo se logra con la mentira, porque de no ser así, las personas serían simples personas.

La mentira, como decía, está instaurada y es la piedra angular que sostiene a las sociedades en su situación de histriónica hipocresía que le arruina la vida y la salud a sus habitantes, ¿y para qué?.

El pasado no nos define.




No hay psicología; sólo hay biografía y autobiografía".

"Entre los animales es "comer o ser comido", entre los seres humanos, "definir o ser definido".

Thomas Szasz.

El psicoanálisis se volvió en muchas sociedades una de las actividades más, ¿como decirlo?, rutinarias. Cuando se le pide a una persona que enumere las actividades que hace en la semana, es difícil encontrar una que no diga – ir a terapia – refiriéndose al psicoanálisis. Son tantas las personas que se psicoanalizan, al punto de llegar a quedar como rara aquella persona que dice no psicoanalizarse porque no tiene la necesidad.

Este fenómeno, como todas las cosas, no es una casualidad, tiene una causa u origen y no es lo estresante de vivir en sociedad, dado que en el pasado no se la pasaba de maravillas. Todo tiempo tuvo sus complicaciones, no es éste uno peor, de hecho hay quienes sostienen que estos tiempos debieran de ser mejores.

Lo que sí pueden tener estos tiempos y que no ayuda en nada, es la necesidad impuesta y auto-impuesta de auto-definirse para poder ubicarse (o perderse) en el mundo. Esta auto-definición se hace sobre una base algo inestable, por no decir ilusoria, que es el pasado, o más bien, los recuerdos.

El poder que otorga el dinero.

Hay un vínculo muy estrecho en el mundo actual entre el dinero y el poder. Ahora bien, ¿el poder de qué?.

Alguna vez leí  un consejo que daba un padre a su hijo y le decía algo como: “de vez en vez, saca un billete de tu cartera, mirándolo atentamente dí, este billete es mío. De esta manera dejarás en claro quien de los dos es el dueño".

Las personas parecieran haber perdido, luego de tanto tiempo, el verdadero sentido de la existencia del dinero que ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin.

Una noche caminábamos con mi sobrina de nueve años a quien le habían regalado para su cumpleaños un billete de cincuenta. Me sorprendió cuando me dijo: “me gustaría tener un billete de cien”.

Yo, que sabía que ella no tenía demasiada idea del dinero, le pregunté para qué lo quería. Y no me sorprendió con la respuesta, sólo dijo, “para tener uno”.

Así aproveché la oportunidad y le hice este planteo:

Imagina que en este momento comienzas a sentir hambre, tienes tu billete de cien pero no hay nadie que te lo cambie por comida, ¿qué haces?.

Y respondió, “ni siquiera lo puedo comer porque es tóxico”.

Ese es el valor que tiene el dinero. Ninguno. El dinero sólo vale cuando puedes cambiarlo por algo. El valor está en las personas, lo importante son las personas, es a ellas a las que tienes que valorar por sobre tu dinero.

Paranoia. La guerra silenciosa.


La mente suele parecerse demasiado a un procesador de información estadística, que con una gran velocidad saca cálculos, hace presunciones y pese a ser éstos procesos, generalmente, basados en la ilusión, influyen en forma determinante en el sentir, proceder y decisiones de las personas.

La paranoia está presente crónicamente con mayor o menor intensidad, gracias a esas dotes mentales de procesamiento mal usadas. Ésto se debe, más que nada, a ese mecanismo de defensa que se activa cuando la persona no siente cariño por sí misma.

Si bien, la paranoia es considerada una enfermedad mental cuando desarrolla cierta agudeza, es evidente que es un fenómeno masivo, por la simple razón de que el amor propio brilla por su ausencia.

Una de las situaciones más frecuentes de paranoia es causada por los celos de la pareja, amigos, familiares, etc. La persona que experimenta celos desencadena una serie de pensamientos auto-sostenidos y reforzados que crean en la mente de ésta un mundo muy difícil de disolver hasta con la más rotunda realidad que muestra el error de cálculo o suposición.

El lado oscuro de la ecología.


Esta ciencia ha sido, como tantas otras cosas, tergiversada, mal usada, usada como excusa para respaldar actos por parte de diferentes organismos, o para disfrazar acciones contra el mismísimo planeta.

Se sabe que la palabra ecología tiene buena reputación y parece que todo lo que se hace en su nombre es bueno, pero ya sabemos que no es tan así.

Es, en apariencia, un artilugio muy útil para quienes quieren promocionarse políticamente, autovanagloriarse como defensores de la naturaleza y/o comercializar productos pseudo-ecológicos, etiquetando sus discursos de ecológicos.

Es más fácil temer al cáncer que hacer algo al respecto.


El cáncer evidencia el fenómeno común y habitual del temor a lo desconocido. Es cuestión de preguntarse, ¿Qué ocurre con el temor cuando aflora el conocimiento?,  o lo que es lo mismo, ¿qué ocurre con la oscuridad cuando se  enciende la luz?.

Esta enfermedad se ha convertido en un miedo compartido por aquellos que temen enfermar, y en una experiencia compartida por muchos que ya pasaron por ella.

Nunca hubo tanto acuerdo a nivel mundial como con el consentimiento de  la idea de temer al cáncer.

¿Por qué ocurre esto?, ¿promoción quizás?.

Los medios de comunicación y una variada gama de instituciones, científicas y no científicas, se han abocado a la tarea de promocionar esta enfermedad desde el temor, cuando paradójicamente se sabe que es el miedo el que alimenta grandemente a la enfermedad.

Al consumismo con consciencia.


Siendo que tantas fechas de diferentes calendarios han sido válidas para un solo motivo, el consumo, hemos pensado una forma de contrarrestar el efecto de éste, muchas veces nocivo, de la única manera posible.Con consciencia.

Resulta difícil para alguien que fue educado civilizadamente, con modos y costumbres diplomáticas, incursionar en la desafiante idea de no regalar diferentes artículos por diferentes motivos a diferentes personas.

Estos regalos, suelen ser vistosos, atractivos, coloridos y de una inutilidad asombrosa.
Pero lo que nos ocupa en este caso es disminuir la compra de artículos que, aunque brinden alguna utilidad, ésta no justifica el daño que causan en la salud humana y ambiental, como lo hacen, entre otros, la mayoría de los juguetes para niños.

Femenino, masculino. ¿Violencia de género?.

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Uno, a veces, se pregunta de dónde salen estas modas justicieras que encaran ignorantemente cuestiones de la convivencia con métodos mediocres y facilistas que no llevan a solucionar, ni siquiera a mejorar en nada la vida de las personas, sino que alimentan las diferencias y por ende la violencia.

¿Con qué sentido se siembra y alimenta alevosamente la idea de victimismo de un sexo subyugado por otro?, como si estuviésemos en la edad media y no hubiera ya estudios científicos que expliquen la mecánica de fenómenos como el de la violencia en algunas personas, descontando que ésta no es exclusividad del sexo masculino.

El modus operandi de los Gobiernos y sus integrantes, enferman.


No es para nada original la temática, al ser tan notoria la situación de los gobiernos, los cuales dejan mucho que desear, tanto en sus altas esferas como en las más bajas.

Los gobiernos del mundo se encuentran, quieran o no quieran, muy impregnados de dos atributos dominantes, la economía y el ego.

Lamentablemente, hemos llegado al punto en el que los dirigentes políticos (salvo raras excepciones) resaltan en sus personas la idiosincrasia de un pueblo que los sostiene. Decimos, lamentablemente, porque este hecho denota que la solución (de haberla) no es tan simple. Porque para solucionar a los gobiernos hay que necesariamente solucionar la mentalidad de un pueblo o al menos, la de la mayoría.

Romanticismo, ensueño promocionado.


No hablaremos de los orígenes históricos del romanticismo, ni discutiremos el hecho de que obras artísticas maravillosas han nacido de la época romántica.
Solamente nos centraremos en el romanticismo contemporáneo visto desde una perspectiva poco usual, desde su lado oscuro.
Se habló con anterioridad sobre el daño causado por los modelos sociales, el romanticismo es uno de los aspectos implantados adrede en la sociedad moderna, donde la promoción y estímulo mediático de este aspecto humano es muy fuerte, sea por la aceptación que tiene y las ganancias que genera para las industrias cinematográficas, de la música, de peluches, perfumes, editoriales, florerías, joyerías, templos religiosos, salones de fiestas, etc. o por el efecto que causa de ciclotimia constante necesaria para sostener a la sociedad en su situación actual, o sea, en la insatisfacción y búsqueda constante.

Empatía consciente e inconsciente.


La empatía podría considerarse como la capacidad que permite, de alguna manera, sentir lo que alguien más está sintiendo, como si de sintonía se tratara. Aunque en apariencia no sería un atributo exclusivo de los seres humanos, también animales y plantas tendrían esta capacidad de percibir el sentir y ser afectados por éste, sea que se trate de su misma especie o no.

Se puede considerar a la empatía como un  atributo positivo, siempre y cuando se esté consciente y se sepa como manejarla, ya que puede influenciarnos de alguna manera con sentimientos que no son propios.

Es una herramienta usualmente explotada, más que nada, por aquellos dedicados al trato con personas:  psicólogos, terapeutas, médicos, etc.

Pese a que no se trata de un don propio de algunos pocos, hay quienes tienen más desarrollada su capacidad de experimentar sentimientos ajenos como propios.

En general, y pese a haberse identificado científicamente esta capacidad, no se brinda demasiada información, de modo que las personas puedan conocer un poco más de sí mismas, sus posibilidades y sentimientos.

“Religiosos” y “espirituales”, los que más enferman.


Parece  contradictorio, se supone que alguien considerado religioso o espiritual goza de salud porque goza de la vida.

En la práctica esto dista mucho de lo real, sea por la forma en que se encaran las filosofías y creencias o porque resultan estos atributos muy pesados para quienes deciden portarlos .

Puede que haya una lógica detrás del fenómeno que enferma, sobretodo a creyentes de un idealismo inalcanzable.

La enfermedad es la que hace tambalear las simientes de muchas doctrinas y filosofías, las cuales demuestran abiertamente no poder dar salud a sus miembros y seguidores.

El trabajo psicológico que genera drogadictos.


Merece nuestra atención un tema como la drogadicción y/o la drogadependencia de quienes fueron y son engañados e inducidos por la mentalidad de la fast-fármaco-solución.

Parece increíble e irrisoria la necesidad que tienen algunos “profesionales” de la salud de calificar todas aquellas emociones normales del ser humano de patologías psiquiátricas.

Aquel que pasa por la ausencia de alguien amado, pierde el trabajo que le sustenta o se separa, naturalmente, sufre, se entristece, decae el ánimo, las defensas, sus fuerzas, su vitalidad,  hasta que, pasado un tiempo,  logra levantar cabeza e ir dejando el pasado atrás.

Celos, ¿un síntoma de que estamos amando?.

¿Puede, un sentimiento tan nocivo, nacer del amor?.

Evidentemente, hay una tergiversación de la idea de lo que es el amor.

Puede que el amor sea un sentimiento demasiado puro y elevado como para saber con certeza qué es y cómo se siente para una persona y sus limitaciones, pero sí puede saberse qué no es.

Podemos dar por seguro entonces que quien experimenta celos lo hace por ausencia de amor y no por presencia de él.

Desbancar la clásica idea que se tiene de que los celos son un síntoma de que amamos o nos están amando es sumamente importante para reconocer que en realidad no conocemos al amor, y el impedimento es la falsa idea que tenemos de él.

Creer que amamos es lo que nos impide amar, saber que ignoramos lo que es amar realmente, abrirá las puertas a lo desconocido y a la posibilidad de experimentar un sentimiento tan sublime como puede ser el amar.

Farmacéuticos de entre casa. Fenómeno moderno y riesgoso.



Las enfermedades habrían existido en el mundo desde épocas muy antiguas o quizás, desde siempre, no lo sabemos.


La cuestión es que parece que las personas hemos lidiado con este fenómeno que atenta contra nuestro cuerpo volviéndonos sus aparentes víctimas. Y esta posición de víctima no sólo resta responsabilidad sino que también quita el poder de sanación con la propia voluntad.

En consecuencia, a través de los tiempos, fueron surgiendo “armas” para atacar a las enemigas del cuerpo.


El “padre” de la medicina moderna, Hipócrates, habría acuñado la frase “que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”, aludiendo al muy sensato hecho de que no hay diferencia entre lo que se ingiere, no hay medicinas y alimentos, al menos así era.

Pero, como los alimentos producto de la economía de consumo son los que enferman(*), han pasado a diferenciarse de la medicina.

La medicina, por su parte, se ha vuelto sinónimo de farmacología. Las personas han forjado un pensamiento un tanto diferente a lo que proponía Hipócrates, en su lugar optaron por volverse intelectuales de los fármacos.

No son muchas las personas que cuando se les menciona una afección no den cátedra de algún determinado fármaco, como ser, aspirina para la circulación, ibuprofeno o paracetamol, para el dolor o la fiebre, antiácidos como milanta o ranitidina para la acidez, salbutamol para broncoespasmos, y muchos otros que ignoramos.