El pasado no nos define.




No hay psicología; sólo hay biografía y autobiografía".

"Entre los animales es "comer o ser comido", entre los seres humanos, "definir o ser definido".

Thomas Szasz.

El psicoanálisis se volvió en muchas sociedades una de las actividades más, ¿como decirlo?, rutinarias. Cuando se le pide a una persona que enumere las actividades que hace en la semana, es difícil encontrar una que no diga – ir a terapia – refiriéndose al psicoanálisis. Son tantas las personas que se psicoanalizan, al punto de llegar a quedar como rara aquella persona que dice no psicoanalizarse porque no tiene la necesidad.

Este fenómeno, como todas las cosas, no es una casualidad, tiene una causa u origen y no es lo estresante de vivir en sociedad, dado que en el pasado no se la pasaba de maravillas. Todo tiempo tuvo sus complicaciones, no es éste uno peor, de hecho hay quienes sostienen que estos tiempos debieran de ser mejores.

Lo que sí pueden tener estos tiempos y que no ayuda en nada, es la necesidad impuesta y auto-impuesta de auto-definirse para poder ubicarse (o perderse) en el mundo. Esta auto-definición se hace sobre una base algo inestable, por no decir ilusoria, que es el pasado, o más bien, los recuerdos.

El poder que otorga el dinero.

Hay un vínculo muy estrecho en el mundo actual entre el dinero y el poder. Ahora bien, ¿el poder de qué?.

Alguna vez leí  un consejo que daba un padre a su hijo y le decía algo como: “de vez en vez, saca un billete de tu cartera, mirándolo atentamente dí, este billete es mío. De esta manera dejarás en claro quien de los dos es el dueño".

Las personas parecieran haber perdido, luego de tanto tiempo, el verdadero sentido de la existencia del dinero que ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin.

Una noche caminábamos con mi sobrina de nueve años a quien le habían regalado para su cumpleaños un billete de cincuenta. Me sorprendió cuando me dijo: “me gustaría tener un billete de cien”.

Yo, que sabía que ella no tenía demasiada idea del dinero, le pregunté para qué lo quería. Y no me sorprendió con la respuesta, sólo dijo, “para tener uno”.

Así aproveché la oportunidad y le hice este planteo:

Imagina que en este momento comienzas a sentir hambre, tienes tu billete de cien pero no hay nadie que te lo cambie por comida, ¿qué haces?.

Y respondió, “ni siquiera lo puedo comer porque es tóxico”.

Ese es el valor que tiene el dinero. Ninguno. El dinero sólo vale cuando puedes cambiarlo por algo. El valor está en las personas, lo importante son las personas, es a ellas a las que tienes que valorar por sobre tu dinero.

Paranoia. La guerra silenciosa.


La mente suele parecerse demasiado a un procesador de información estadística, que con una gran velocidad saca cálculos, hace presunciones y pese a ser éstos procesos, generalmente, basados en la ilusión, influyen en forma determinante en el sentir, proceder y decisiones de las personas.

La paranoia está presente crónicamente con mayor o menor intensidad, gracias a esas dotes mentales de procesamiento mal usadas. Ésto se debe, más que nada, a ese mecanismo de defensa que se activa cuando la persona no siente cariño por sí misma.

Si bien, la paranoia es considerada una enfermedad mental cuando desarrolla cierta agudeza, es evidente que es un fenómeno masivo, por la simple razón de que el amor propio brilla por su ausencia.

Una de las situaciones más frecuentes de paranoia es causada por los celos de la pareja, amigos, familiares, etc. La persona que experimenta celos desencadena una serie de pensamientos auto-sostenidos y reforzados que crean en la mente de ésta un mundo muy difícil de disolver hasta con la más rotunda realidad que muestra el error de cálculo o suposición.

El lado oscuro de la ecología.


Esta ciencia ha sido, como tantas otras cosas, tergiversada, mal usada, usada como excusa para respaldar actos por parte de diferentes organismos, o para disfrazar acciones contra el mismísimo planeta.

Se sabe que la palabra ecología tiene buena reputación y parece que todo lo que se hace en su nombre es bueno, pero ya sabemos que no es tan así.

Es, en apariencia, un artilugio muy útil para quienes quieren promocionarse políticamente, autovanagloriarse como defensores de la naturaleza y/o comercializar productos pseudo-ecológicos, etiquetando sus discursos de ecológicos.

Es más fácil temer al cáncer que hacer algo al respecto.


El cáncer evidencia el fenómeno común y habitual del temor a lo desconocido. Es cuestión de preguntarse, ¿Qué ocurre con el temor cuando aflora el conocimiento?,  o lo que es lo mismo, ¿qué ocurre con la oscuridad cuando se  enciende la luz?.

Esta enfermedad se ha convertido en un miedo compartido por aquellos que temen enfermar, y en una experiencia compartida por muchos que ya pasaron por ella.

Nunca hubo tanto acuerdo a nivel mundial como con el consentimiento de  la idea de temer al cáncer.

¿Por qué ocurre esto?, ¿promoción quizás?.

Los medios de comunicación y una variada gama de instituciones, científicas y no científicas, se han abocado a la tarea de promocionar esta enfermedad desde el temor, cuando paradójicamente se sabe que es el miedo el que alimenta grandemente a la enfermedad.

Al consumismo con consciencia.


Siendo que tantas fechas de diferentes calendarios han sido válidas para un solo motivo, el consumo, hemos pensado una forma de contrarrestar el efecto de éste, muchas veces nocivo, de la única manera posible.Con consciencia.

Resulta difícil para alguien que fue educado civilizadamente, con modos y costumbres diplomáticas, incursionar en la desafiante idea de no regalar diferentes artículos por diferentes motivos a diferentes personas.

Estos regalos, suelen ser vistosos, atractivos, coloridos y de una inutilidad asombrosa.
Pero lo que nos ocupa en este caso es disminuir la compra de artículos que, aunque brinden alguna utilidad, ésta no justifica el daño que causan en la salud humana y ambiental, como lo hacen, entre otros, la mayoría de los juguetes para niños.

Femenino, masculino. ¿Violencia de género?.

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Uno, a veces, se pregunta de dónde salen estas modas justicieras que encaran ignorantemente cuestiones de la convivencia con métodos mediocres y facilistas que no llevan a solucionar, ni siquiera a mejorar en nada la vida de las personas, sino que alimentan las diferencias y por ende la violencia.

¿Con qué sentido se siembra y alimenta alevosamente la idea de victimismo de un sexo subyugado por otro?, como si estuviésemos en la edad media y no hubiera ya estudios científicos que expliquen la mecánica de fenómenos como el de la violencia en algunas personas, descontando que ésta no es exclusividad del sexo masculino.

El modus operandi de los Gobiernos y sus integrantes, enferman.


No es para nada original la temática, al ser tan notoria la situación de los gobiernos, los cuales dejan mucho que desear, tanto en sus altas esferas como en las más bajas.

Los gobiernos del mundo se encuentran, quieran o no quieran, muy impregnados de dos atributos dominantes, la economía y el ego.

Lamentablemente, hemos llegado al punto en el que los dirigentes políticos (salvo raras excepciones) resaltan en sus personas la idiosincrasia de un pueblo que los sostiene. Decimos, lamentablemente, porque este hecho denota que la solución (de haberla) no es tan simple. Porque para solucionar a los gobiernos hay que necesariamente solucionar la mentalidad de un pueblo o al menos, la de la mayoría.

Romanticismo, ensueño promocionado.


No hablaremos de los orígenes históricos del romanticismo, ni discutiremos el hecho de que obras artísticas maravillosas han nacido de la época romántica.
Solamente nos centraremos en el romanticismo contemporáneo visto desde una perspectiva poco usual, desde su lado oscuro.
Se habló con anterioridad sobre el daño causado por los modelos sociales, el romanticismo es uno de los aspectos implantados adrede en la sociedad moderna, donde la promoción y estímulo mediático de este aspecto humano es muy fuerte, sea por la aceptación que tiene y las ganancias que genera para las industrias cinematográficas, de la música, de peluches, perfumes, editoriales, florerías, joyerías, templos religiosos, salones de fiestas, etc. o por el efecto que causa de ciclotimia constante necesaria para sostener a la sociedad en su situación actual, o sea, en la insatisfacción y búsqueda constante.

Empatía consciente e inconsciente.


La empatía podría considerarse como la capacidad que permite, de alguna manera, sentir lo que alguien más está sintiendo, como si de sintonía se tratara. Aunque en apariencia no sería un atributo exclusivo de los seres humanos, también animales y plantas tendrían esta capacidad de percibir el sentir y ser afectados por éste, sea que se trate de su misma especie o no.

Se puede considerar a la empatía como un  atributo positivo, siempre y cuando se esté consciente y se sepa como manejarla, ya que puede influenciarnos de alguna manera con sentimientos que no son propios.

Es una herramienta usualmente explotada, más que nada, por aquellos dedicados al trato con personas:  psicólogos, terapeutas, médicos, etc.

Pese a que no se trata de un don propio de algunos pocos, hay quienes tienen más desarrollada su capacidad de experimentar sentimientos ajenos como propios.

En general, y pese a haberse identificado científicamente esta capacidad, no se brinda demasiada información, de modo que las personas puedan conocer un poco más de sí mismas, sus posibilidades y sentimientos.

“Religiosos” y “espirituales”, los que más enferman.


Parece  contradictorio, se supone que alguien considerado religioso o espiritual goza de salud porque goza de la vida.

En la práctica esto dista mucho de lo real, sea por la forma en que se encaran las filosofías y creencias o porque resultan estos atributos muy pesados para quienes deciden portarlos .

Puede que haya una lógica detrás del fenómeno que enferma, sobretodo a creyentes de un idealismo inalcanzable.

La enfermedad es la que hace tambalear las simientes de muchas doctrinas y filosofías, las cuales demuestran abiertamente no poder dar salud a sus miembros y seguidores.

El trabajo psicológico que genera drogadictos.


Merece nuestra atención un tema como la drogadicción y/o la drogadependencia de quienes fueron y son engañados e inducidos por la mentalidad de la fast-fármaco-solución.

Parece increíble e irrisoria la necesidad que tienen algunos “profesionales” de la salud de calificar todas aquellas emociones normales del ser humano de patologías psiquiátricas.

Aquel que pasa por la ausencia de alguien amado, pierde el trabajo que le sustenta o se separa, naturalmente, sufre, se entristece, decae el ánimo, las defensas, sus fuerzas, su vitalidad,  hasta que, pasado un tiempo,  logra levantar cabeza e ir dejando el pasado atrás.

Celos, ¿un síntoma de que estamos amando?.

¿Puede, un sentimiento tan nocivo, nacer del amor?.

Evidentemente, hay una tergiversación de la idea de lo que es el amor.

Puede que el amor sea un sentimiento demasiado puro y elevado como para saber con certeza qué es y cómo se siente para una persona y sus limitaciones, pero sí puede saberse qué no es.

Podemos dar por seguro entonces que quien experimenta celos lo hace por ausencia de amor y no por presencia de él.

Desbancar la clásica idea que se tiene de que los celos son un síntoma de que amamos o nos están amando es sumamente importante para reconocer que en realidad no conocemos al amor, y el impedimento es la falsa idea que tenemos de él.

Creer que amamos es lo que nos impide amar, saber que ignoramos lo que es amar realmente, abrirá las puertas a lo desconocido y a la posibilidad de experimentar un sentimiento tan sublime como puede ser el amar.

Farmacéuticos de entre casa. Fenómeno moderno y riesgoso.



Las enfermedades habrían existido en el mundo desde épocas muy antiguas o quizás, desde siempre, no lo sabemos.


La cuestión es que parece que las personas hemos lidiado con este fenómeno que atenta contra nuestro cuerpo volviéndonos sus aparentes víctimas. Y esta posición de víctima no sólo resta responsabilidad sino que también quita el poder de sanación con la propia voluntad.

En consecuencia, a través de los tiempos, fueron surgiendo “armas” para atacar a las enemigas del cuerpo.


El “padre” de la medicina moderna, Hipócrates, habría acuñado la frase “que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”, aludiendo al muy sensato hecho de que no hay diferencia entre lo que se ingiere, no hay medicinas y alimentos, al menos así era.

Pero, como los alimentos producto de la economía de consumo son los que enferman(*), han pasado a diferenciarse de la medicina.

La medicina, por su parte, se ha vuelto sinónimo de farmacología. Las personas han forjado un pensamiento un tanto diferente a lo que proponía Hipócrates, en su lugar optaron por volverse intelectuales de los fármacos.

No son muchas las personas que cuando se les menciona una afección no den cátedra de algún determinado fármaco, como ser, aspirina para la circulación, ibuprofeno o paracetamol, para el dolor o la fiebre, antiácidos como milanta o ranitidina para la acidez, salbutamol para broncoespasmos, y muchos otros que ignoramos.


Poner a la sugestión en favor de la salud.



Son ampliamente conocidos los términos placebo y nocebo dentro del ámbito de la salud.

Ambos están estrechamente vinculados a la sugestión, y dejan evidenciado el hecho de que las personas tienen en sí mismas el poder de, tanto, enfermarse como curarse a sí mismas de solo estar convencidas de su curación o enfermedad.

Tal es el punto de que una simple palabra puede causar la muerte y/o la recuperación de una enfermedad fatal.

Pese a ser, la sugestión, un fenómeno extraordinario, no se estudia ni explota demasiado.

Equilibrio


El cuerpo humano es una comunidad de bacterias, hongos y virus que conviven sin problemas en un cuerpo sano, porque están en equilibrio y cumpliendo con su trabajo por nuestro “funcionamiento” diario.

Estos microorganismos juegan un rol importante en funciones como la nutrición y el sistema de defensa, entre tantos otros.
Si se nos dijera que existen más de 10.000 tipos de microorganismos coexistiendo en un cuerpo sano, sin dañarlo, no sería muy creíble, sin embargo estudios científicos arrojaron estos resultados.

Este es un dato importante que revela y refuerza la idea de salud a partir del equilibrio, donde comunidades de organismos vivos que conviven en armonía y en forma colaborativa brinda salud a un cuerpo.

Aunque el enfoque que se da desde la medicina a esta situación, es la de buscar qué organismos son mejores y más apropiados para la salud, el que le damos desde ConSumaSalud, es el de la salud a partir del equilibrio.

"Comprender en profundidad cómo es el ecosistema de un ser humano sano será tremendamente valioso para comprender mejor por qué un microbioma desbalanceado está asociado con enfermedades". Dirk Gevers.

Sexualidad, sociedad y salud.



Es poco frecuente que se encare el tema de la sexualidad de manera sensata y clara, de modo de brindar información a las personas que casualmente son sexuadas y que no suelen tener demasiado en cuenta este hecho y su influencia en la vida diaria.

No es la sexualidad una característica de unos pocos sexualmente activos, ni se circunscribe al acto sexual propiamente dicho sino que es tanto más abarcativa incluso de los niños.

Todas las personas que caminamos este bendito planeta venimos del sexo, si no fuera por este no tendríamos vida, no habría vida. Es tan vital e importante como natural.

Lamentablemente ha sido muy maltratado de diferentes maneras, por un lado, la moral religiosa lo ha llevado al punto más bajo y decadente que ensucia y condena almas, y por otro, lo han superlativizado y llevado al punto de volverlo casi obligatorio. Que marca  con una supuesta condición raramente calificable que engloba la "viveza", "inteligencia", "superioridad", etc. Es sabido que cualquier animal o insecto (ratas, cucarachas, hormigas, cerdos, monos, etc).   no requieren de tantas dotes o cualidades para aparearse. Aunque algunos son de destacar Cortejo sexual del colibrí espatula.

El trabajo psicológico hecho fue tan atroz que se torna un tanto dificultoso recuperar algo de lo normal.