Superstición. Creer para ver.


La superstición está muy relacionada con la sugestión, ambas emergidas de la mente y su conformación ideológica.

Existen comunidades en el mundo donde la superstición predomina e influye en el cotidiano vivir de maneras poderosas.

No faltan aquellos que asocian el color negro con lo malo, perverso u obscuro. O quienes creen en prácticas de brujería, maldiciones, daños causados a partir de ritos “obscuros”. Quienes creen en espíritus, fantasmas, demonios, etc. etc.

Y todo este tipo de creencias cobran realidad en la mente que las genera. Y, ciertamente, no es recomendable en ningún sentido.

Aunque se tratase de “buena” superstición, ésto es, creer en el poder de objetos como velas, sahumerios, símbolos, etc. más allá de uno mismo.

Es apropiado recobrar el poder que uno tiene sobre su realidad, la cual sólo se ejerce de manera voluntaria y con conciencia.

Las personas tenemos el poder que el pensamiento nos otorga y el de la fe en ese pensamiento, sea que se trate de algo esperanzador o de miedo.