Romanticismo, ensueño promocionado.


No hablaremos de los orígenes históricos del romanticismo, ni discutiremos el hecho de que obras artísticas maravillosas han nacido de la época romántica.
Solamente nos centraremos en el romanticismo contemporáneo visto desde una perspectiva poco usual, desde su lado oscuro.
Se habló con anterioridad sobre el daño causado por los modelos sociales, el romanticismo es uno de los aspectos implantados adrede en la sociedad moderna, donde la promoción y estímulo mediático de este aspecto humano es muy fuerte, sea por la aceptación que tiene y las ganancias que genera para las industrias cinematográficas, de la música, de peluches, perfumes, editoriales, florerías, joyerías, templos religiosos, salones de fiestas, etc. o por el efecto que causa de ciclotimia constante necesaria para sostener a la sociedad en su situación actual, o sea, en la insatisfacción y búsqueda constante.

Empatía consciente e inconsciente.


La empatía podría considerarse como la capacidad que permite, de alguna manera, sentir lo que alguien más está sintiendo, como si de sintonía se tratara. Aunque en apariencia no sería un atributo exclusivo de los seres humanos, también animales y plantas tendrían esta capacidad de percibir el sentir y ser afectados por éste, sea que se trate de su misma especie o no.

Se puede considerar a la empatía como un  atributo positivo, siempre y cuando se esté consciente y se sepa como manejarla, ya que puede influenciarnos de alguna manera con sentimientos que no son propios.

Es una herramienta usualmente explotada, más que nada, por aquellos dedicados al trato con personas:  psicólogos, terapeutas, médicos, etc.

Pese a que no se trata de un don propio de algunos pocos, hay quienes tienen más desarrollada su capacidad de experimentar sentimientos ajenos como propios.

En general, y pese a haberse identificado científicamente esta capacidad, no se brinda demasiada información, de modo que las personas puedan conocer un poco más de sí mismas, sus posibilidades y sentimientos.

“Religiosos” y “espirituales”, los que más enferman.


Parece  contradictorio, se supone que alguien considerado religioso o espiritual goza de salud porque goza de la vida.

En la práctica esto dista mucho de lo real, sea por la forma en que se encaran las filosofías y creencias o porque resultan estos atributos muy pesados para quienes deciden portarlos .

Puede que haya una lógica detrás del fenómeno que enferma, sobretodo a creyentes de un idealismo inalcanzable.

La enfermedad es la que hace tambalear las simientes de muchas doctrinas y filosofías, las cuales demuestran abiertamente no poder dar salud a sus miembros y seguidores.

El trabajo psicológico que genera drogadictos.


Merece nuestra atención un tema como la drogadicción y/o la drogadependencia de quienes fueron y son engañados e inducidos por la mentalidad de la fast-fármaco-solución.

Parece increíble e irrisoria la necesidad que tienen algunos “profesionales” de la salud de calificar todas aquellas emociones normales del ser humano de patologías psiquiátricas.

Aquel que pasa por la ausencia de alguien amado, pierde el trabajo que le sustenta o se separa, naturalmente, sufre, se entristece, decae el ánimo, las defensas, sus fuerzas, su vitalidad,  hasta que, pasado un tiempo,  logra levantar cabeza e ir dejando el pasado atrás.